Lo cual es perfecto, los traslados son fáciles, siempre tienes donde aparcar y vengas por donde vengas está muy bien comunicado y encima, el tiempo que tu hijo está en la escuela, ya te adelanto que se olvida de todo.
Es cierto que no se trata de convertirlo en un crack del golf, con que sea feliz yendo a la escuela, ya es suficiente, pero lo bueno de venir a las clases es que se engancha a la vez que aprende.
Y seguro que te da tranquilidad saber que tu hijo está en un entorno agradable y con buen ambiente.
Lo digo porque todos los que tenemos hijos pasamos por eso tarde o temprano.
O no sabes por dónde andan cuando tienen edad de salir solos o están todo el día con las pantallitas.
Bueno, no están todo el día porque no lo permitimos, me incluyo, pero acudir al campo es una forma de abrirles los ojos a otras opciones que tienen a su alcance y que igual ellos solos no ven o no se les ocurre que puede gustarles.
Yo pienso que si estás leyendo esto es porque a tí te gusta el golf, y si tu hijo te ha visto jugar alguna vez o hablar sobre golf, puede que hayas vivido alguna de estas situaciones:
✅ Quiere dar bolas contigo.
✅ Le gusta verte jugar y acompañarte.
✅ Te pregunta cuándo vas a jugar a golf y se interesa por lo que haces allí.
✅ Prueba tus palos, aunque todavía no le de bien a la bola.
Entonces...
Te invito a que tu hijo pruebe el golf en una Escuela de verdad.
Entre tú y yo, reconoce que te encantaría compartir esta afición con él.
Que un día te diga:
- papá ¿puedo quedarme un rato más tirando un cesto de bolas?
- papá ¿te apetece que vayamos al campo de golf a jugar un rato?
Si tú hubieras tenido esta oportunidad cuando tenías su edad ¿la habrías aprovechado, habría cambiado algo para tí?
Y si la tuviste, pues seguramente sabes de qué te hablo, ¿verdad?